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Fue una intuición, más que una certeza, pero aún antes de abrir la puerta tijera, me di cuenta de que algo andaba mal. No fui rápida; tardé un poco en comprender. Se trataba de la puerta. No la puerta tijera, sino la otra. La puerta de madera que no era de madera, era metálica, de esas corredizas, en los paneles, que suelen ser los más comunes de los ascensores. ¿De dónde había salido esa puerta? Era la primera vez que la veía. La puerta de madera tenía que estar ahí y no estaba. ¿Entonces...?
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Fue una intuición, más que una certeza, pero aún antes de abrir la puerta tijera, me di cuenta de que algo andaba mal. No fui rápida; tardé un poco en comprender. Se trataba de la puerta. No la puerta tijera, sino la otra. La puerta de madera que no era de madera, era metálica, de esas corredizas, en los paneles, que suelen ser los más comunes de los ascensores. ¿De dónde había salido esa puerta? Era la primera vez que la veía. La puerta de madera tenía que estar ahí y no estaba. ¿Entonces...?